¡Buenos días, Puerto Rico! Aquí la licenciada Roxana Soto Aguilú, mejor conocida como la abogada motorizada, lista para comenzar el día con una reflexión que nos invita a la acción. Hoy, 27 de junio, es un día especial, no solo porque es viernes, sino porque en el Senado se viven momentos de reflexión y aprendizaje. A las 10 de la mañana, estaré junto a un equipo de jurados participando en un evento que celebra la capacidad de nuestros jóvenes para debatir, reflexionar y defender sus ideas con pasión.
Hoy les quiero hablar de la importancia de la oratoria, algo que me ha acompañado toda mi vida. Desde mis años en la universidad hasta el Senado, el arte de hablar en público ha sido clave para avanzar. Y es precisamente por eso que me siento tan emocionada por ser parte del jurado en este debate, donde los jóvenes del programa de verano del Senado de Puerto Rico van a demostrar su destreza en la palabra.
Es una gran oportunidad para ellos, pero también para mí, para recordar lo importante que es tener la capacidad de expresarse con convicción y claridad. Pero antes de adentrarnos en la oratoria, quiero reflexionar sobre algo que a veces se nos olvida: la importancia de no rendirse, incluso cuando sentimos que las circunstancias nos tumban. Permítanme compartirles algo más profundo.
Recordando mis años como estudiante de Derecho, un premio que gané en la competencia de debates me hizo comprender el valor de defender con firmeza nuestras ideas. Ese trofeo, que siempre llevo conmigo, no solo simboliza un logro personal, sino que me recuerda que cada paso que damos en la vida es una batalla, un desafío, y un aprendizaje. Pero, al igual que un gladiador, tenemos que estar preparados para lo inesperado.
Hoy les hablo de los gladiadores porque en muchos aspectos, nuestra vida es un reflejo de las luchas de aquellos que se enfrentaban en el Coliseo Romano. No hablamos de violencia, sino de las pruebas que la vida nos impone, aquellas que nos ponen de rodillas, que nos quiebran, que nos hacen dudar. Pero, como los gladiadores que, a pesar de ser derrotados, siempre buscaban la oportunidad de levantarse, nosotros también podemos hacerlo.
¿Alguna vez te has sentido como si te hubieran roto las rodillas? Es una metáfora poderosa. La vida nos pone retos que parecen imposibles de superar. Pero lo importante no es cuánto nos caemos, sino cómo nos levantamos. En el debate de hoy, veré a jóvenes que enfrentarán desafíos, que, quizás, no todos ganen, pero que todos aprenderán a levantarse, a mejorar, a refinar sus habilidades.
Es curioso cómo, en la historia de Espartaco, los gladiadores, que eran esclavos, luchaban no solo por la supervivencia, sino también por la libertad. Pero cuando Espartaco decidió huir y enfrentarse a Roma, comenzó una lucha que transformó no solo su vida, sino la historia de muchos. La moraleja de su historia es clara: no es lo mismo ser un espectador del sufrimiento de otros que vivirlo en carne propia. Y cuando la violencia o la injusticia nos golpea, no debemos ser indiferentes, debemos ser activos en la lucha por lo que es justo.
Al igual que los gladiadores, que alzaban la voz en el Coliseo, hoy yo les invito a que alcen la suya. Hoy, mientras me preparo para el debate, pienso en todos esos jóvenes que se alistan para defender sus ideas con fuerza y determinación. No importa quién gane o pierda, lo importante es que todos tienen una oportunidad de crecer, de superar el miedo y de ganar confianza en sí mismos.
Puerto Rico necesita jóvenes que piensen, que discutan, que cuestionen. Necesitamos voces que no tengan miedo de ser escuchadas, voces que defiendan la justicia, la equidad y el progreso. Hoy, más que nunca, necesitamos gladiadores de la oratoria, gladiadores que defiendan sus ideales con pasión, con la convicción de que su voz puede cambiar el futuro.
Así que a todos los participantes de este programa de verano, les felicito. Hoy estarán en el Senado, pero mañana, tal vez, estén liderando los cambios que Puerto Rico necesita. Y a ti, querido lector, te invito a reflexionar: ¿qué harás tú hoy para ser un mejor gladiador en tu vida? ¿Cómo enfrentarás los desafíos que se te presenten? No te rindas, porque siempre hay una oportunidad de levantarse.
Recuerda que la vida es un continuo debate. Un debate en el que, aunque a veces nos caigamos, lo más importante es levantarnos. Con fe, con esfuerzo y con determinación, todo es posible.
¡Nos vemos en el próximo artículo!